miércoles, 26 de febrero de 2014

Ejercicios espirituales 5. Las bienaventuranzas.


Martes 18. Meditación de la tarde. Las Bienaventuranzas.

Reflexión del director.

 En el texto del Sermón de la Montaña los discípulos se acercan al Señor por ser los primeros destinatarios de sus palabras, aquellos a los que Él ha llamado personalmente. Así la primera reacción del discípulo no ha de ser ponerse a trabajar sino dejarse evangelizar por Cristo.

Las bienaventuranzas (Mt 5,1-12) hay que leerlas descalzados, porque nuestras palabras se quedan pobres. Pero ¿qué son?: ¿un código ético?, ¿un compendio de las actitudes del discipulado?, ¿expresión de la nueva justicia? Son disposiciones del corazón y la manera de obrar del discípulo.

En primer lugar en ellas descubrimos el autorretrato interior de Jesucristo (Benedicto XVI), sus sentimientos más profundos, los secretos de su corazón y por tanto la clave de la vida del Señor, el porqué de su actuación. Por tanto únicamente podemos comprenderlas mirando a Cristo, quien las ha vivido plenamente, siendo manso y buscando el Reino de Dios y su justicia.

Así ante el reto sobre cómo mantenerse en el camino de las bienaventuranzas hemos de revisar nuestro tiempo de oración y contemplación de Cristo, porque sólo si las vivimos desde Cristo y por Cristo podremos recorrer este camino. Ellas por tanto nos conducen al cristocentrismo de la vida cristiana.

Incluyen una promesa, el Reino de Dios que es el objeto de la esperanza cristiana, por lo cual las bienaventuranzas son el camino hacia la realización de una esperanza que va más allá de las esperanzas humanas. 

La primera se dirige a los pobres de espíritu. Éstos son los discípulos quienes lo han dejado todo por Jesucristo, su trabajo y sus posesiones. De este modo nos invitan a vivir en renuncia y pobreza, desprendidos frente a los bienes de la tierra. Esta actitud nos lleva a la humildad o conciencia de no ser mejores que los demás y a descubrir como único tesoro a Cristo.

Jesús es el manso y humilde de corazón, quien desde la cruz ha respondido con una bendición. Así la mansedumbre consiste en defenderse del mal no con las armas del mal, responder a la injusticia con una bendición, porque Dios no promete la tierra a los violentos sino a los mansos.

La tercera mira a los que lloran, asumiendo la actitud de Jesús, quien no hizo sufrir a nadie por la verdad ni impuso el Evangelio por la fuerza, sino aceptó el sufrimiento por la verdad. Así defender a Cristo y la Iglesia no consiste en hacer discursos demostrando que tenemos la razón ni ver como imponemos la verdad del Evangelio sino tomar el camino de los mártires, quienes aceptaron el sufrimiento por la verdad y por Cristo. Esto también nos lleva a llorar cuando se contempla el mundo y no ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos. El pastor protestante Bonhoeffer describió así a los cristianos: son los que por amor a Cristo renuncian a lo que el mundo llama paz y felicidad para ser extranjeros y huéspedes molestos, no porque odien al mundo, sino porque lo aman.

La misericordia no es sólo una actitud sino una manera de obrar que incluye el perdón sin límites que encuentra el paradigma en Mt 18 o parábola del siervo despiadado, se trata de ser conscientes de la medida con que Cristo nos va a medir, con la misma con la que nosotros medimos a los demás. Por otra parte consiste en hacerse solidario con el sufrimiento del prójimo (el hambre, la sed, la exclusión,…).

¿Quiénes son los hambrientos y sedientos de justicia? Los que han puesto a Dios en el corazón de su vida y viven las tres primeras peticiones del Padrenuestro.

La bienaventuranza sobre los limpios de corazón se ilumina con Mt 15, 18-15, donde Jesús sitúa lo que contamina al hombre en el corazón. De allí proceden los actos buenos y también la mirada al otro bien como hijo de Dios o bien como objeto.

Los que trabajan por la paz son los que reconcilian con su palabra y enseñan a vivir en paz.

Después de vivir las bienaventuranzas nos preguntamos: ¿qué lugar les queda a los discípulos en el mundo? Una situación paradigmática, la injuria y la persecución, mediante las cuales él es sal de la tierra y luz del mundo. Así los discípulos son lo más valioso que tiene el mundo, porque dejándose iluminar por Cristo iluminan la sociedad. Pero no olvidemos serán perseguidos y calumniados.

 

Ejercicio.

Experiencia:

Mira este video del Projecte Togo: 


África cautiva por muchos motivos, pero en primer lugar porque allí está Dios, tal como Él vino al mundo, pobre entre los pobres, sin medios pero con una alegría contagiosa, la de los mansos ante una vida difícil, los que lloran porque los medios sanitarios no pueden sanar sus enfermedades, los humildes que te ofrecen su hogar y amistad a quienes pertenecemos a un pueblo que los deportó masivamente, los esclavizó y sigue expoliando sus riquezas. Ahora mira el video.

Reflexión:

Toma la biblia en tus manos y lee  pausadamente como si fuese la primera vez que escuchas en tu interior estas palabras de Jesús: Mt 5,1-12. Que cada piedra caliente vaya entrando en las profundas y frías aguas de tu corazón. No te importe repetir las veces que consideres necesario las bienaventuranzas, bien el texto completo o una a una. Al final es como ese pozo donde vas lanzando piedras incandescentes, las primeras fracasan, pero al final vencen la frialdad de las aguas.

 
Como consiliario: sitúate ante el centro junior y revisa la forma como te relacionas con los educadores y niños. Con gratitud hacia Cristo por hacer de ti

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