Martes 18. Meditación de la tarde. Las
Bienaventuranzas.
Reflexión del
director.
En el texto del Sermón de la Montaña los
discípulos se acercan al Señor por ser los primeros destinatarios de sus
palabras, aquellos a los que Él ha llamado personalmente. Así la primera
reacción del discípulo no ha de ser ponerse a trabajar sino dejarse evangelizar
por Cristo.
Las
bienaventuranzas (Mt 5,1-12) hay que leerlas descalzados, porque nuestras
palabras se quedan pobres. Pero ¿qué son?: ¿un código ético?, ¿un compendio de
las actitudes del discipulado?, ¿expresión de la nueva justicia? Son
disposiciones del corazón y la manera de obrar del discípulo.
En primer
lugar en ellas descubrimos el autorretrato interior de Jesucristo (Benedicto
XVI), sus sentimientos más profundos, los secretos de su corazón y por tanto la
clave de la vida del Señor, el porqué de su actuación. Por tanto únicamente
podemos comprenderlas mirando a Cristo, quien las ha vivido plenamente, siendo
manso y buscando el Reino de Dios y su justicia.
Así ante el
reto sobre cómo mantenerse en el camino de las bienaventuranzas hemos de
revisar nuestro tiempo de oración y contemplación de Cristo, porque sólo si las
vivimos desde Cristo y por Cristo podremos recorrer este camino. Ellas por
tanto nos conducen al cristocentrismo de la vida cristiana.
Incluyen una
promesa, el Reino de Dios que es el objeto de la esperanza cristiana, por lo
cual las bienaventuranzas son el camino hacia la realización de una esperanza
que va más allá de las esperanzas humanas.
La primera se
dirige a los pobres de espíritu. Éstos son los discípulos quienes lo han dejado
todo por Jesucristo, su trabajo y sus posesiones. De este modo nos invitan a
vivir en renuncia y pobreza, desprendidos frente a los bienes de la tierra.
Esta actitud nos lleva a la humildad o conciencia de no ser mejores que los
demás y a descubrir como único tesoro a Cristo.
Jesús es el
manso y humilde de corazón, quien desde la cruz ha respondido con una
bendición. Así la mansedumbre consiste en defenderse del mal no con las armas
del mal, responder a la injusticia con una bendición, porque Dios no promete la
tierra a los violentos sino a los mansos.
La tercera
mira a los que lloran, asumiendo la actitud de Jesús, quien no hizo sufrir a
nadie por la verdad ni impuso el Evangelio por la fuerza, sino aceptó el
sufrimiento por la verdad. Así defender a Cristo y la Iglesia no consiste en
hacer discursos demostrando que tenemos la razón ni ver como imponemos la
verdad del Evangelio sino tomar el camino de los mártires, quienes aceptaron el
sufrimiento por la verdad y por Cristo. Esto también nos lleva a llorar cuando
se contempla el mundo y no ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestros
hermanos. El pastor protestante Bonhoeffer describió así a los cristianos: son
los que por amor a Cristo renuncian a lo que el mundo llama paz y felicidad
para ser extranjeros y huéspedes molestos, no porque odien al mundo, sino
porque lo aman.
La
misericordia no es sólo una actitud sino una manera de obrar que incluye el
perdón sin límites que encuentra el paradigma en Mt 18 o parábola del siervo
despiadado, se trata de ser conscientes de la medida con que Cristo nos va a
medir, con la misma con la que nosotros medimos a los demás. Por otra parte
consiste en hacerse solidario con el sufrimiento del prójimo (el hambre, la
sed, la exclusión,…).
¿Quiénes son
los hambrientos y sedientos de justicia? Los que han puesto a Dios en el
corazón de su vida y viven las tres primeras peticiones del Padrenuestro.
La
bienaventuranza sobre los limpios de corazón se ilumina con Mt 15, 18-15, donde
Jesús sitúa lo que contamina al hombre en el corazón. De allí proceden los
actos buenos y también la mirada al otro bien como hijo de Dios o bien como
objeto.
Los que trabajan
por la paz son los que reconcilian con su palabra y enseñan a vivir en paz.
Después de
vivir las bienaventuranzas nos preguntamos: ¿qué lugar les queda a los
discípulos en el mundo? Una situación paradigmática, la injuria y la
persecución, mediante las cuales él es sal de la tierra y luz del mundo. Así
los discípulos son lo más valioso que tiene el mundo, porque dejándose iluminar
por Cristo iluminan la sociedad. Pero no olvidemos serán perseguidos y
calumniados.
Ejercicio.
Experiencia:
Mira este video del Projecte
Togo:
África cautiva por muchos motivos,
pero en primer lugar porque allí está Dios, tal como Él vino al mundo, pobre
entre los pobres, sin medios pero con una alegría contagiosa, la de los mansos
ante una vida difícil, los que lloran porque los medios sanitarios no pueden
sanar sus enfermedades, los humildes que te ofrecen su hogar y amistad a
quienes pertenecemos a un pueblo que los deportó masivamente, los esclavizó y
sigue expoliando sus riquezas. Ahora mira el video.
Reflexión:
Toma la biblia en tus manos y
lee pausadamente como si fuese la
primera vez que escuchas en tu interior estas palabras de Jesús: Mt 5,1-12. Que
cada piedra caliente vaya entrando en las profundas y frías aguas de tu
corazón. No te importe repetir las veces que consideres necesario las
bienaventuranzas, bien el texto completo o una a una. Al final es como ese pozo
donde vas lanzando piedras incandescentes, las primeras fracasan, pero al final
vencen la frialdad de las aguas.